Escuchando a: Sopor Aeternus - The House is Empty
"Bienvenidos al Campo del Dolor"
Ese es el anuncio que te avisa que estás entrando a la Villa de El Espinazo, Nuevo León. Lugar que, sería un pueblo fantasma si no es por la presencia de algo extraño y único que atrae a las multitudes...
Algo que vibra, que respira, que se mueve.
Al pasar unas viejas vías de ferrocarril, uno llega al lugar en donde, según dicen, comenzó todo: El Pirulito. Y alrrededor de éste, la gente da tres vueltas para asegurar un buen viaje y para darle gracias al que, de seguro, la gente considera como el Patrono de el lugar: Fidencio Constantino... El Niño Fidencio.
No explicaré aquí la historia de este conocido personaje pues ya hay páginas en internet que tienen una enorme información al respecto.
Bajo la sombra de El Pirulito, filas de gente esperaban ser atendidas por curanderos que son llamados como "Materias" o "Cajones" y que actúan como "Cajitas" para el espíritu de El Niño Fidencio.
Los aromas ahí eran raros pero sumamente familiares... de alguna manera me recordaban a las hierberías de el Mercado Juárez. Al ritmo de la música proporcionada por un dueto, Materias y Cajones pasaban sus manos cerca de los cuerpos de los formados delante de ellos... cuarando el aura, fue lo primero que se me vino a la mente cuando vi eso. Luego pasaron limones por las cabezas y después los frotaron con un agua de un aroma desconocido pero igual de familiar. Vi gente enferma despedirse de ellos con una sonrisa en sus labios... otros con lágrimas de emoción en sus ojos... Todos seguros de que El Niño Fidencio los había escuchado y tocado.
Era el momento de ir a el otro lugar mágico de El Espinazo... El Charquito.
La gente estaba reunida ahí, y vi que se estaban llevando a cabo curaciones dentro de las aguas milagrosas de El Charquito... pero antes entré a lo que fue la casa de Fidencio Constantino y que ahora es una especie mausoleo y museo.
Hacia un costado está la habitación en donde Él dormía. Imagino que está tal como la dejó antes de partir. Una cama, un brasero, un órgano y una silla... y ahora una fotografía en el respaldo de la cama.
Cerca de ahí, una larga pared da fé de los milagros que ahí han sucedido a lo largo del tiempo. Gente dejó sus muletas para que la gente sea testigo del milagro. Otros dejaron cartas de agradecimiento. Otros mechones de su cabello... y otros quizá sólo tocaron la pared y dedicaron una oración.
En la habitación más larga de la casa está la tumba de Fidencio, y en la paredes que la rodean hay fotografías y pinturas de Él... al final, un ropero de vidrio muestra los tumores que pudo extraerles a los enfermos utilizando solamente un trozo de vidrio.
Regresé a El Charquito pero las curaciones ya habían terminado... pero la gente estaba sentada alrrededor como si éste les proporcionara un tipo de paz interna.
Fuera, en la Plaza, la gente se arremolinó cerca de una mujer que subitamente empezó a actuar como Cajita.
Y fue cuando emprendí mi viaje de regreso... no sin antes darle unas vueltas a El Pirulito.
Para algunos será devoción. Para otros será fé. Para otros será milagro. Y para otros será pura charlatanería.
Será lo que uno quiera que sea... Pero al final uno se retira sabiendo de que hay una vibra en ese lugar... Una vibra que hace que la gente regrese a El Espinazo.
Fuera de tema.
Mi promedio de velocidad hacia el trabajo fue pero que el del día de ayer: 39km/h.
